Diez de junio de 2016: Melancolía

De casualidad di con unas fotos de mi ex y después de cinco años largos sentí cierta melancolía. No lo extrañé a él como a persona; mucho menos a su cuerpo. Más bien añoraba la emoción de descubrir a alguien nuevo. Deseé recuperar la frescura de aquel nuevo amor exótico, traer de vuelta intactos los primeros besos y cogidas de mano; y sobre todo estar enamorada de lo desconocido en un ciudad nueva. Era bonito sentirse en una eterna primavera, vivir en la dulce mentira de que todo es perfecto y de que el destino existe y se confabuló para unir a dos seres hechos el uno para el otro.

Diez de junio de 2016: Como perros

Ayer observé el comportamiento de mis amigos y llegué a la conclusión de que los hombres son como perros. Todo va bien mientras tienen una relación estable con sexo diario asegurado, pero en cuanto se quedan solteros comienza la caza: preguntas, búsquedas, excusas grotescas. Se empecinan en que les presentes a todas las mujeres que conoces, insisten con desesperación en buscar amigos comunes con ellas, van a por una hoy y de repente a por otra mañana hasta que, poco a poco, bajan sus expectativas y se conforman con menos y menos. Yo no entiendo la prisa, ni la ansiedad, ni mucho menos la desesperación por encontrar sustitutas.

Diez de junio de 2016: Sádica en potencia

Hoy descubrí que tal vez sea una sádica en potencia. Una amiga me estaba hablando de que es tan emocional que llora con todas las películas. Yo le contesté que odio el cine, y que las pocas veces que accedo a perder el tiempo delante de la pantalla me lleno de odio contra todos los personajes porque son estúpidos de un modo u otro. Me trago el tostón entero con la esperanza de que termine en un suicidio colectivo.

Uno de junio de 2016: ¿Vuelta a empezar?

‘Everything works in circles’. Lo había dicho el trágico cantante de The Germs, y qué razón tenía.

Aquí estoy, entre la espada y la pared, sin decidirme entre cortar de una vez una relación a la que se le ha agotado la pasión o empezar una nueva aventura. Una nueva aventura, ¿para qué? Esta pregunta baila en mi cabeza constantemente. ¿Acaso no están todas las relaciones humanas condenadas al fracaso? Todo el mundo sabe cómo va el rollo: primero vienen los intentos de conquista, las benditas dudas, el flirteo, la necesidad de conocer y poseer al sujeto amado y hacerlo completamente nuestro. Después la cosa se formaliza, llegan los mensajitos de amor, los detalles «románticos», las aborrecibles presentaciones familiares, las mentiras por cortesía y, sobre todo, los intentos de parecer inhumanamente perfectos para tener a nuestro objetivo bien amarrado. Pero a continuación surge la época del acomodamiento, donde todo se vuelve nauseabundamente monótono. Entonces, ¿plantearse el comienzo de un noviazgo no es puro masoquismo?

Uno de junio de 2016: Infidelidad

La infidelidad es un asunto que repugna a gran parte de la humanidad. A mí en cambio, a medida que van pasando los años, me empieza a parecer una cosa natural; una parte esencial de la vida. Pensad en las personas que están casadas. Imaginaos pasar toda vuestra existencia follando con el mismo tío. Qué horror.